miércoles, 6 de abril de 2011

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La Justicia Federal restituyó la identidad de la nieta recuperada 103


La justicia federal de Rosario restituyó a través de un examen de ADN la identidad de la hija de una pareja de militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) desaparecida en agosto de 1976, quien nació durante el cautiverio de su madre en un centro clandestino, convirtiéndose en el nieto 103 recuperado por sus familias biológicas, informaron hoy fuentes judiciales.



Se trata de la hija menor de Cecilia Beatriz Barral y Ricardo Klotzman, militantes del PRT-ERP, quienes fueron secuestrados el 2 de agosto de 1976 durante un "procedimiento de fuerzas conjuntas a cargo del Ejército en el domicilio de calle Necochea 2050 de Rosario", señala la resolución del juzgado federal Nº4 de esta ciudad, a cargo de Martín Bailaque.


Por su parte, la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, se refirió a María, la joven cuya identidad fue restituida ayer, y consideró que "hoy comienza para ella una nueva vida" como así también "la relación con su verdadera historia".


"Va a sentir mucho orgullo de estos dos padres, porque eran chicos con una convicción de lucha, pero también estudiantes, trabajadores y profesionales", sostuvo Carlotto en declaraciones a la Televisión Pública.


El juez notificó ayer a las partes el resultado de un estudio de ADN realizado en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que fue entregado al juzgado en forma personal por sus autoridades, precisó a Télam el secretario de causas por Derechos Humanos de la justicia federal, Gonzalo López Quintana.


"Según los cálculos matemáticos estadísticos efectuados a partir de la información biológica obtenida de la investigación del polimorfismo del ADN, el padre alegado que se encuentra desaparecido, y la madre alegada quien también se encuentra desaparecida, tienen una probabilidad de parentalidad del 99,9 por ciento con respecto al perfil genético obtenido de la muestra hemática de la persona sometida a estudio", señala la resolución.


Así, la hija de Cecilia Barral y Ricardo Klotzman, que fue anotada como María en la ciudad de Santa Fe por una familia adoptiva, pudo reencontrarse con su hermana Ana, quien motorizó la búsqueda a través de la justicia.


De acuerdo a la investigación judicial, la pareja fue secuestrada en Rosario el 2 de agosto de 1976 y luego trasladada a "la llamada `Quinta Operacional de Fisherton` en la calle Calasanz 9100 de Rosario".


La resolución reseña que "en el momento del procedimiento, Cecilia Barral estaba cursando un embarazo muy avanzado, considerándose muy probable que ella diera a luz en ese estado de cautiverio".


Luego de su paso por la Quinta Operacional de Fisherton, donde la pareja fue vista por un sobreviviente de aquel centro clandestino de detenciones, la justicia no posee más datos acerca de su paradero y aún permanecen desaparecidos, informaron voceros de la investigación.


Originalmente la causa se tramitó en justicia federal de la ciudad de Santa Fe, donde la beba fue entregada en una vivienda durante un operativo con personas armadas a bordo de un Ford Falcon a fines de agosto de 1976.


Pero luego el expediente pasó a la justicia federal de Rosario, donde habían sido secuestrados Barral, oriunda de la ciudad de Mar del Plata, y Klotzman, nacido en la localidad santafesina de Venado Tuerto, precisaron fuentes del caso.


El abogado santafesino Jorge Pedrazza, actual funcionario de la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia y quien participó en el inicio de la causa, explicó hoy que "este es un caso emblemático para la ciudad de Santa Fe" y brindó precisiones de la entrega de la beba.


"Se produjo en agosto de 1976, cuando un grupo de tareas en un Ford Falcon y con armas largas a la vista, entrega una beba recién nacida a una familia de calle Amenábar al 3000 en Santa Fe", dijo.


Según Pedrazza, "la noticia salió en el diario El Litoral, a mediados de agosto del 76, porque este grupo cuando realiza esa tarea amenaza a un vecino que estaba en la verdad, que no era cualquier vecino sino que había sido miembro de la Corte Suprema de Justicia de la provincia durante la dictadura de Onganía, el doctor Francisco Caminos".


"Hacen la denuncia penal, tanto la familia que recibe la nena como el doctor Caminos, en el juzgado de Instrucción y en la justicia de menores, porque habían visto el accionar del grupo armado amenazante", continuó el abogado en declaraciones a LT10 de Santa Fe.


"Este grupo armado le dice a Caminos: `Metete adentro viejo, no te metás`, apuntándolo con un arma larga, porque él quería sabe qué era todo ese movimiento", recordó el actual funcionario.


También indicó que "hay declaraciones judiciales vinculadas a esta causa, donde una ex secretaria del juzgado de menores, ya fallecida, aconseja a la familia que recibió la beba que comience los trámites de guarda y adopción".


La beba de pocos días de vida fue inscripta en el Registro Civil como NN "porque no se sabía de dónde venía, lo único que se sabía era que un grupo armado en un Ford Falcon había producido ese hecho", añadió Pedrazza.


De acuerdo al relato del abogado, el entonces juez de menores Luis María Vera Candioti, recientemente procesado por otro caso de supresión de identidad durante la dictadura, "autoriza a hacer la inscripción en el Registro Civil como NN y le adosó el apellido de la familia que la había recibido".


"Cuando lo que había que hacer -completó el letrado- era investigar un hecho delictivo, porque muy probablemente los padres de esa niña habían sufrido la violencia del mismo grupo".


Pedrazza explicó que cuando comenzó la investigación, detectó que "en Rosario había sido secuestrada una pareja de militantes del ERP en un operativo que se realizó el 2 de agosto de 1976. Cecilia Barral estaba embarazada a término y se me ocurrió, utilizando la lógica de los militares santafesinos que enviaban a los bebés de los desaparecidos a la otra punta de la provincia, que María podía ser la hija de esta pareja desaparecida".


Treinta y cinco años después del secuestro de Barral y Klotzman, el Banco Nacional de Datos Genéticos confirmó a través de un examen de ADN solicitado por la justicia federal rosarina que aquella presunción del abogado era cierta.


"Yo creo que en este caso hubo supresión de la identidad perpetrada por los mismos que asesinaron a sus padres", dijo Pedrazza.


"Pero lo importante es que esta joven recuperó su identidad y ahora hay que darle tiempo a María para que procese esta historia", concluyó.






Fuente: Télam
Fuente video: Visión 7


Entre la gente

La relación entre la actividad política nacional y sus dirigentes con la sociedad argentina ha pasado, en estos últimos 10 años, por dos etapas claramente contrastantes; en los años posteriores al 2001, era muy común toparse con dirigentes de distintos partidos en cafés o bares, y ver cómo eran escrachados por grupos de gente verdaderamente enojados (ahorristas, jubilados, asambleístas ó gente sin adscripción política alguna). En muchos casos, esto obligaba a que los dirigentes tuvieran que retirarse del lugar de inmediato.
Esto, hoy, cambió radicalmente, por lo menos, en lo que respecta a las autoridades políticas nacionales. Ellos comprendieron claramente que era indispensable un cambio en esta relación, y que la misma era la base de la construcción de un modelo y de una forma de hacer política completamente diferente a la planteada en la historia del país, en los 30 años anteriores. El puntapié inicial, obviamente, lo dio Néstor Kirchner cuando al asumir como presidente el 25 de mayo del 2003, y rompiendo con el protocolo preestablecido, se bajó de la limusina presidencial que lo conducía y caminó por entre la gente, que esperaba para verlo, y así transitó a pie saludando, recibiendo afecto, energía y, también, un leve corte en su frente. Ese acto, fue el sello de inicio de una nueva etapa en la Argentina. Una etapa donde los dirigentes máximos del estado nacional están entre los militantes compartiendo y viviendo la misma realidad. Esto no sólo es algo que puede verse en actos y reuniones, sino también en la vida cotidiana.
Así, algunos de nosotros tuvimos, en estos días, el gusto de compartir con un ministro de primera línea, un recital del más puro rock local en un conocido bar de San Telmo. El ministro, como uno más, estaba mezclado entre los pibes que se agolpaban debajo del escenario y hacían “pogo” al ritmo de los temas que la banda ofrecía. Ante nuestros ojos atónitos, nos mezclábamos en medio del “pogo” con él, que sin quedarse atrás empujaba y reía sin olvidar ni una estrofa de las canciones que sonaban para disfrutar después de una cerveza bien fría. Al ser descubierto por la banda, fue invitado a subir al escenario a tocar la guitarra y transformarse en un músico más para terminar siendo ovacionado por el público presente.
Esto nos obligó a reflexionar sobre esta diferencia enorme, sobre la necesidad de afianzar esta forma de hacer política, y de entender la actividad dirigencial en contraposición a otros que plantean un modelo exclusivista, de dirigentes aislados de la gente y al margen de la realidad cotidiana. Son esos que se hacen colocar tarimas para no pisar el suelo “sucio” de donde se están sacando la foto de campaña, y sólo aparecen en revistas del jet-set. Estos pseudo dirigentes que no pueden caminar por la calle, excepto en ciertos barrios de la ciudad, porque les sucedería exactamente lo mismo que les sucedía a otros en el 2001.
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